Política comercial de la UE

Estados Unidos

Relaciones Bilaterales UE-EE. UU.

La UE y EE. UU. mantienen unas profundas y privilegiadas relaciones económicas, comerciales y de inversión, como corresponde a dos regiones con un alto nivel de desarrollo. EE. UU. es el primer destino de las exportaciones de la UE y el segundo proveedor de la UE (tras China). La UE, por su parte, es el primer destino de las exportaciones de EE. UU. y primer origen de sus importaciones. En materia de inversiones, la UE es el primer emisor y receptor de inversión directa extranjera a y desde EE. UU.

Durante el primer mandato de Trump, las relaciones comerciales entre la UE y EE. UU. se deterioraron. Se puso fin a las negociaciones para una Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés), surgieron nuevos conflictos arancelarios, como el establecimiento de derechos antidumping y antisubvención a la aceituna negra española, aranceles adicionales a las importaciones de acero y aluminio por motivos de seguridad nacional o la adopción mutua de contramedidas tras resolverse los casos sobre subvenciones en el sector de grandes aeronaves civiles en el seno de la OMC.

Con la llegada de la Administración Biden se produjo un giro hacia la cooperación y el relanzamiento de la agenda transatlántica. Así, se alcanzó una solución parcial al conflicto en los sectores de acero y aluminio y se suspendieron temporalmente las contramedidas adoptadas en el marco de los casos cruzados en el sector de grandes aeronaves civiles.

Sin embargo, desde el inicio del segundo mandato de la Administración Trump, en enero de 2025, este proceso de acercamiento se ha visto interrumpido. La política comercial norteamericana ha venido marcada desde entonces por la adopción de medidas unilaterales de carácter proteccionista. Entre las medidas comerciales de la actual administración destacan la imposición de aranceles del 50 % a las importaciones de acero y aluminio y del 25 % a los automóviles y sus componentes al amparo de la Sección 232 de la Trade Expansion Act, así como la apertura de nuevas investigaciones por motivos de seguridad nacional.

Asimismo, el 2 de abril de 2025, el presidente Trump anunció los denominados “aranceles recíprocos”, imponiendo aranceles generales a la mayoría de sus socios comerciales, incluida la Unión Europea.

Tras meses de intensas negociaciones y en un contexto de fuertes tensiones comerciales, el 27 de julio de 2025, la UE y EE. UU. lograron un principio de acuerdo. Dicho acuerdo se alcanzó pocos días antes de la fecha límite del 1 de agosto, marcada por las advertencias del presidente Trump de imponer un arancel universal del 30%, además de mantener los aranceles sectoriales vigentes, en caso de no llegar a un entendimiento.

Pocos días antes, la UE había aprobado un paquete de contramedidas por un valor de 93 000 millones de euros, cuya entrada en vigor estaba prevista para el 7 de agosto en caso de no alcanzarse un acuerdo, pero que finalmente quedó suspendido tras el anuncio del entendimiento.

El acuerdo se considera el mejor resultado posible dadas las circunstancias actuales, ya que reestablece la estabilidad y previsibilidad para ciudadanos y empresas de ambos lados del Atlántico.

Se establece un techo arancelario único y global del 15 % para la gran mayoría de las exportaciones europeas a EE. UU., incluyendo productos como automóviles, semiconductores, productos farmacéuticos y madera.

Además, las partes han acordado que los aranceles estadounidenses sobre aeronaves y sus partes, maquinaria, productos químicos, fertilizantes, materias primas críticas y algunos productos agrícolas regresen a los niveles previos a enero de 2025, si bien las discusiones sobre estos sectores permanecen abiertas.

En cuanto al acero y al aluminio, los aranceles estadounidenses vigentes del 50 % se mantendrán a corto plazo. No obstante, las partes acordaron sustituir en el futuro estas medidas por un sistema de contingentes arancelarios para las exportaciones europeas, basados en los niveles históricos de exportación.

Por su parte, la Unión Europea se compromete a realizar compras energéticas por aproximadamente 750 000 millones de dólares, además de invertir otros 600 000 millones en EE.UU. Esto refleja el fuerte interés de los actores económicos europeos en adquirir gas natural licuado, energía nuclear y equipamiento militar estadounidense, así como en invertir en diversos sectores para profundizar la cooperación transatlántica y fomentar la innovación tecnológica, incluida la producción de chips de inteligencia artificial.

Asimismo, el acuerdo contempla la eliminación de los aranceles residuales sobre productos industriales estadounidenses, la mejora del acceso al mercado de la UE para cantidades limitadas de productos pesqueros y una mayor apertura para ciertos productos agrícolas no sensibles, todo ello gestionado mediante contingentes arancelarios diseñados para proteger el sector agrícola europeo.

EE.UU. es miembro de la OMC desde su creación, en 1995.