Los servicios prestados a las empresas tienen gran importancia para el buen funcionamiento de las economías desarrolladas, fuertemente terciarizadas, que cuentan con un gran número de procesos externalizados. También son fundamentales para las economías en desarrollo, en las que el aprovechamiento del potencial de los servicios ayudará a impulsar los cambios estructurales necesarios para su desarrollo.
Estos servicios incluyen a su vez un gran número de subsectores heterogéneos, cuya principal característica es la necesidad, por lo general, de contar con una licencia o título habilitante para poder ejercerlos. Dentro de esta categoría estarían, entre otros, los siguientes:
Se trata de un sector bastante liberalizado, reflejo fundamentalmente de su escasa regulación. Comprende servicios de consultoría relacionados con la instalación de hardware, software, servicios de procesamiento de datos y servicios de bases de datos.
La mayoría de miembros de la OMC han asumido compromisos de liberalización plenos para establecimiento, si bien en el comercio transfronterizo de estos servicios pueden existir más reticencias, sobre todo en los países menos industrializados.
Estos servicios cuentan en general con amplios compromisos de liberalización en GATS para las distintas disciplinas: ciencias naturales, ciencias sociales y humanidades.
No obstante, hay que tener en cuenta que si forman parte de programas públicos estarían excluidos del alcance de cualquier negociación comercial, o se incluyen restricciones al respecto, reservando como beneficiarios de dichos programas a los nacionales del país.
Normalmente se refieren a la profesión de los agentes inmobiliarios y no afectan a ninguno de los derechos de las personas físicas o jurídicas que adquieren inmuebles ni a las limitaciones que puedan existir al respecto.
En general hay compromisos de liberalización amplios, aunque pueden existir requisitos de nacionalidad, contar con un agente registrado localmente o ser residente para prestar estos servicios.
Incluye servicios de alquiler de buques y aeronaves con o sin tripulación, o alquiler de otros medios de transporte o de maquinaria con o sin personal.
Las principales limitaciones, además de los permisos necesarios relativos a los medios de transporte, suelen encontrarse en los alquileres con tripulación o con personal, ya que en muchos casos existe un requisito de nacionalidad. Para los alquileres sin operadores pueden existir requisitos de notificación previa.
En este apartado se clasifican diferentes servicios como los de publicidad, estudios de mercado, consultoría de gestión, ensayos y análisis técnicos, servicios relacionados con la agricultura, pesca, caza y silvicultura, minería, manufacturas y con la distribución de energía, servicios de seguridad, de mantenimiento y reparación de equipos, fotografía, editoriales, traducción e interpretación y diseño de interiores, entre otros.
Dada su heterogeneidad, es difícil realizar un análisis del grado de liberalización. Dentro de los más liberalizados se encuentran los de estudios de mercado, consultoría de gestión y servicios editoriales, mientras que los menos liberalizados suelen ser los servicios de ensayos y análisis técnicos, dado su carácter público en muchos casos, los servicios de investigación y seguridad, en general sector sensible y con frecuentes requisitos de nacionalidad.
En los acuerdos comerciales de servicios, se incluyen tanto los servicios postales como de mensajería. Ambos se encargan de la recogida y envío de cartas y paquetes, principalmente. La diferencia radica en que se considera “servicio postal” a aquel ofrecido por la empresa nacional de correos, mientras que se considera “servicio de mensajería” el ofrecido por el resto de proveedores.
El sector postal puede considerarse como un complemento de los sectores de transportes y distribución, por lo que ejercería efectos similares en la economía: conectar productores y consumidores y eliminar el requisito de proximidad física, colaborando para explotar economías de escala y mejorando la asignación de recursos. En los últimos años, el auge del comercio electrónico a supuesto un importante crecimiento del sector de mensajería.
El principal escollo en liberalización es la existencia de derechos de monopolios para las empresas postales nacionales. Se permite generalmente a los proveedores privados operar, si bien algunos tipos de servicios quedan reservados al monopolio estatal. Aunque las barreras de acceso a mercado suelen ser bajas, existen restricciones regulatorias que dificultan la competencia internacional en el sector (como procesos discriminatorios de concesión de licencias), así como potenciales abusos de posición dominante de mercado por parte de los principales operadores, siendo este un sector muy concentrado.
El auge del comercio electrónico, si bien ha supuesto una importante fuente de crecimiento en el sector, supone un reto regulatorio, al derivar prestación de servicios vía establecimiento hacia comercio transfronterizo, más difícilmente controlable. Por otra parte, el proceso de liberalización del sector ha provocado un replanteamiento de la forma de provisión del servicio universal, desde el tradicional monopolio estatal hacia empresas privadas, financiándose la actividad con fondos públicos.
GATS define las telecomunicaciones como “transmisión y recepción de señales por cualquier vía electromagnética”. Se suelen separar los servicios de telecomunicaciones en dos grupos: básicos y de valor añadido. Entre los básicos, destacan la telefonía (fija y móvil) o la transmisión de datos. Entre los de valor añadido, destacan el e-mail y el procesamiento de datos on-line.
El sector de las telecomunicaciones ha sufrido una transformación muy importante en las últimas décadas. Las innovaciones tecnológicas han permitido aumentar exponencialmente la capacidad de intercambio de información a nivel global. De un sector basado en la telefonía fija, se ha pasado a otro estructuralmente distinto, con predominancia de transmisiones vía internet y telefonía móvil. Estos cambios no han afectado únicamente al sector, sino que han provocado cambios en la mayoría de sectores económicos.
A nivel de comercio internacional, la digitalización ha permitido que muchos servicios de ámbito doméstico pasen a ser comercializables internacionalmente. Ello ha permitido aumentar el comercio de servicios, pero a su vez ha supuesto un importante reto: ha cambiado el modo de prestación drásticamente, reduciendo la necesidad de establecimiento físico en el extranjero, lo cual ha aumentado el riesgo de vacíos regulatorios.
Teniendo en cuenta los efectos positivos sobre la productividad global de la economía que producen las mejoras en telecomunicaciones, muchos países están interesados en liberalizar el acceso al sector. Sin embargo, siguen existiendo amplias restricciones, por ejemplo, en límites a la participación de capital extranjero, especialmente en países que quieren proteger el desarrollo de su industria nacional.
A nivel regulatorio, se ha producido un gran cambio que afecta a la estructura del sector: el avance teórico sobre la regulación de monopolios naturales ha provocado la separación de las actividades de infraestructura (muy reguladas y en muchas ocasiones en monopolio) y de prestación del servicio (liberalizadas).
Finalmente, cabe destacar la creciente preocupación a nivel global sobre la ciberseguridad y la importancia geopolítica del control de las nuevas tecnologías. Esta tendencia está provocando tensiones proteccionistas, que pueden reducir los positivos efectos del proceso de liberalización iniciado en las últimas décadas.
En este apartado se incluyen servicios de producción y distribución de películas y cintas de vídeo, servicios de proyección de películas, servicios de radio y televisión, servicios de transmisión de radio y televisión y grabación de sonido.
Su importancia económica radica en los efectos sobre la “marca país”, principalmente. Un sector audiovisual muy desarrollado y con reconocimiento internacional puede provocar efectos positivos sobre el resto de sectores, mediante la mejora de la imagen en el exterior de los bienes y servicios nacionales.
Debido a este efecto sobre la imagen del país, los servicios audiovisuales suelen considerarse una prioridad de política pública nacional. Así, este es uno de los sectores con menos compromisos de liberalización en la mayoría de acuerdos comerciales. La Unión Europea los excluye del ámbito de aplicación de sus acuerdos comerciales bilaterales, y cada país miembro tiene libertad para establecer acuerdos en la materia con terceros países.
Los avances tecnológicos en los últimos años han permitido que se multiplique el contenido y ofrecen al consumidor más control sobre sus opciones. Sin embargo, y como es el caso en telecomunicaciones, esta tendencia implica un reto para la regulación nacional, ya que las autoridades pierden parte del control sobre los contenidos ofrecidos al público.
En los acuerdos comerciales de servicios, la distribución comercial incluye tanto a mayoristas como minoristas. También se incluyen servicios de franquicia y agentes comerciales a comisión. Adicionalmente, la distribución tiene impacto indirecto sobre los demás sectores, ya que distribuye todo tipo de bienes y servicios.
El sector de distribución es fundamental para poner en contacto la oferta y la demanda. Gracias a la distribución comercial, los productos son puestos a disposición de los consumidores. Esta labor de intermediación es indispensable para el funcionamiento de la economía, y tiene un impacto claro en el nivel de precios. La concentración de la distribución comercial en las últimas décadas ha permitido ganancias en eficiencia, ya que se han podido explotar economías de escala en el sector.
Aunque a priori parece un sector muy liberalizado a la competencia exterior, existen diversas barreras incluidas en los acuerdos comerciales, que sobretodo afectan a grandes superficies: autorizaciones sujetas a necesidades económicas, límites al alcance geográfico y de tipología de productos, restricciones a la compra o alquiler inmobiliario o requisitos de contenido nacional de los productos vendidos.
Por toro lado, el auge de las grandes superficies ha supuesto un impacto para los pequeños comerciantes minoristas tradicionales. Es por ello que, en muchos países, existen regímenes que limitan la expansión de dichos formatos de distribución, imponiendo una barrera al comercio del servicio.
Uno de los principales retos regulatorios en la actualidad en distribución comercial es el auge del comercio electrónico. Tradicionalmente, la competencia internacional en distribución requería presencia comercial en el país de destino, pero la digitalización está permitiendo un crecimiento exponencial del comercio transfronterizo directo, evitando así las amplias restricciones al establecimiento.
El sector comprende los servicios de enseñanza primaria, secundaria, superior y de adultos, así como formación especializada (por ejemplo, para el deporte).
La educación es un factor clave para mejorar la productividad de la fuerza laboral, la cual es un determinante principal del crecimiento económico y el desarrollo a largo plazo. La calidad del sistema educativo, y su alineamiento con las necesidades del mercado laboral, provee a los trabajadores de los conocimientos y aptitudes necesarias, lo cual mejora su empleabilidad, reduciendo la tasa de paro estructural.
A pesar de su importancia económica y su creciente participación en el comercio internacional, se trata del sector en el que menos compromisos de liberalización hay en GATS, dada su sensibilidad y su condición de servicio público en muchos casos.
El nivel de liberalización varía entre países, aunque lo habitual es que sea mayor en enseñanza no obligatoria y de carácter privado (enseñanza superior y de adultos), ya que los servicios públicos están excluidos de los acuerdos comerciales. En el caso de establecimiento de universidades, suelen ser necesaria una autorización del Ministerio competente y pueden existir pruebas de necesidades económicas.
Cuando existen compromisos de liberalización en educación primaria y secundaria (de carácter privado), es habitual que exista un requisito de nacionalidad para el prestador del servicio.
En una economía en transformación estructural, a causa del proceso de digitalización, es fundamental asegurar que el sistema educativo se adapte continuamente. Si los futuros trabajadores no poseen las aptitudes necesarias para participar en un mercado laboral afectado por la digitalización, la economía del país puede quedar rezagada, reduciendo el bienestar a largo plazo.
En los acuerdos comerciales, tradicionalmente, se consideran servicios ambientales: alcantarillado, eliminación de residuos, saneamiento, limpieza de gases de combustión, amortiguación de ruidos, protección del paisaje y otros servicios de protección del medioambiente.
No obstante, también existen los denominados nuevos servicios medioambientales, tales como los relacionados con energías renovables y la eficiencia energética, como por ejemplo servicios de consultoría, construcción, diseño, operación y mantenimiento de instalaciones de energía renovable o servicios de instalación de molinos de viento.
En España, los servicios medioambientales aportan en torno al 29% del valor añadido de la denominada “economía ambiental” (que abarca también actividades de suministro energético y de agua, y partes de actividades agrícolas e industriales). Según datos del INE, la economía ambiental contribuye en torno al 2% del PIB.
España tiene un gran interés ofensivo en la liberalización de servicios medioambientales, especialmente los nuevos servicios relacionados con energías renovables y los servicios de eficiencia energética.
El nivel de liberalización en GATS es muy bajo, en parte porque durante la negociación de este acuerdo los elementos medioambientales todavía estaban muy lejos de ser una prioridad global, y en parte porque se concebían como sectores de contenido fundamentalmente de prestación pública.
La mayoría de compromisos de liberalización se centran en medidas de establecimiento de presencia comercial dado que muchos de estos servicios son dependientes de infraestructuras y requieren una presencia continuada. Aun así, existen numerosas restricciones, en forma de limitaciones al capital extranjero, test de necesidades económicas, monopolios, e indicaciones de que estos servicios tienen que prestarse sin ánimo de lucro. Gran parte de estos servicios están en manos de las autoridades públicas locales.
En el caso de la UE, los servicios medioambientales en GATS están liberalizados, aunque se permite restringir su explotación a regímenes de concesión en monopolio, con amplia discrecionalidad por parte de las autoridades
Se han llevado a cabo algunas iniciativas para aumentar el grado de liberalización de los servicios medioambientales en los últimos años en el seno de la OMC, pero actualmente se encuentran todas paralizadas. Sin embargo, la Unión Europea, en el marco de la comunicación del “Green Deal”, ha enfatizado su interés en promover la facilitación del comercio de bienes y servicios medioambientales en foros multilaterales, lo cual podría relanzar dichas iniciativas.
Existen dos grandes áreas dentro del sector de la energía: servicios relacionados con la minería y los servicios de transporte, distribución y comercialización de energía.
El sector de la energía es esencial para el desarrollo económico y social, ya que su alta intensidad en capital (se necesitan grandes inversiones para encontrar, producir y transportar energía) le hace uno de los sectores más productivos. Adicionalmente, la energía es fundamental para el funcionamiento del resto de sectores, actuando como input básico para la mayoría de procesos productivos.
El nivel de compromisos de liberalización adoptados en los tres subsectores descritos es muy modesto. Además, muchos de los compromisos contienen después limitaciones a la mayoría de actividades. Por ejemplo, algunos países limitan sus compromisos en los servicios relacionados con la minería a las actividades de consultoría.
En cuanto a las actividades energéticas de transporte, distribución y comercialización, hasta la década de los 80 del siglo XX, el sector estaba dominado en gran medida por monopolios públicos. Desde entonces, se ha producido una tendencia a la privatización y la liberalización, basada en el cambio teórico sobre la regulación de monopolios naturales, separando las actividades de infraestructura (muy reguladas y en monopolio) y de prestación del servicio (liberalizadas).
Asimismo, con el incremento de las transacciones electrónicas a través de internet, el comercio transfronterizo ha ganado importancia dentro del sector. Por ejemplo, un prestador de servicios puede llevar a cabo a análisis de datos geológicos en un país A para un cliente en el país B.
La liberalización del movimiento de trabajadores resulta también importante en este sector, ya que muchas de sus actividades requieren técnicos especialistas, especialmente en países en desarrollo donde no existe personal con dichas capacitaciones.
En cuanto a la propiedad de recursos naturales, hay consenso en que ésta sea excluida del alcance de las negociaciones, y en que los recursos deben ser gestionados por los gobiernos en pro de los ciudadanos. En este sentido, se dota a las autoridades de libertad para legislar debido a la necesidad de asegurar el acceso a la energía, la fiabilidad del suministro y la protección de los consumidores y del medio ambiente.
Finalmente, el principal desafío actual de este sector es su adaptación al cambio climático, mediante la búsqueda de fuentes energéticas limpias y la implementación de medidas que tengan por objeto lograr la eficiencia energética.
El sector de servicios financieros engloba dos subsectores principales: seguros (incluyendo intermediación) y actividades bancarias (que incluye tanto actividades de préstamo y depósito como servicios de pago, negociación de valores en mercados, gestión de patrimonio y asesoría financiera, entre otros).
La función principal del sector financiero radica en canalizar el ahorro hacia inversión productiva. Sin esta labor de intermediación, los recursos no se asignarían eficientemente y se reducirían las posibilidades de consumo e inversión sustancialmente. El ahorro no fluiría hacia los agentes con oprotunidades de inversión más productivas, sino que se retendría por parte de aquellos con más recursos. Así, el sistema financiero no solo mejora la efciencia económica, sino que contribuye a reducir notablemente la desigualdad.
Los servicios financieros son un componente esencial en la configuración del comercio internacional, y han seguido una evolución paralela a los datos globales internacionales, dado su carácter colateral a las transacciones comerciales. Así, según el Banco Mundial, el porcentaje de servicios financieros respecto al total de las exportaciones de servicios ha seguido una evolución creciente, representando en 2018 alrededor del 11%.
La UE es la mayor importadora y exportadora de servicios financieros a nivel global, por lo que ha tenido un interés ofensivo tanto en sus acuerdos bilaterales como en los foros multilaterales.
En GATS (anexo de servicios financieros), se reconoce la capacidad de llevar a cabo medidas prudenciales y el reconocimiento mutuo de las mismas. Los países más desarrollados, entre ellos los de la Unión Europea, tienen compromisos adicionales: no ir hacia atrás en el nivel de liberalización, transparencia sobre monopolios y nuevos servicios financieros, entre otros. Finalmente, en acuerdos bilaterales, se han incluido otras mejoras: transparencia en concesión de licencias, duplicidades y cargas administrativas.
La liberalización en el sector se ha concentrado en establecimiento de presencia comercial (filiales y sucursales), cumpliendo legislación nacional, y con posibilidad de establecer restricciones prudenciales para salvaguardar la estabilidad financiera. En el caso de España, aproximadamente un 30% del total de la inversión exterior en filiales corresponde a servicios financieros.
El comercio transfronterizo está mucho más restringido. En seguros, la liberalización se centra en los denominados “seguros MAT” (marítimo, aéreo y para bienes en tránsito) y en reaseguros. En banca, la liberalización se centra en provisión y transferencia de información y procesamiento de datos financieros, servicios de asesoramiento y actividades de información sobre servicios financieros y finalmente a la venta pasiva de ciertos productos bancarios.
En este apartado, se engloban: servicios de hospital, otros servicios de salud, servicios sociales. No se incluyen dentro de estas categorías los servicios médicos y odontológicos, los veterinarios ni los prestados por enfermeras, todos ellos agrupados en “Servicios profesionales”. Además, los seguros relacionados con la salud se agrupan en servicios financieros.
El sector de los servicios sociales y la salud es fundamental para el correcto funcionamiento de la economía, debido a que una población sana compone una fuerza laboral con más capacidades para contribuir al crecimiento económico. Así, el fomento del comercio de servicios de salud permitiría importar las mejores prácticas y tecnologías de los países más desarrollados, fomentando el aumento generalizado del bienestar en las economías en vías de desarrollo.
Por otra parte, cabe comentar los riesgos del comercio de este tipo de servicios, centrados en los problemas que puede generar en desigualdad. Si no se garantiza la igualdad de acceso a los servicios sanitarios, aquellos con menos recursos pueden verse excluidos de los beneficios derivados de la liberalización del sector.
Los niveles de liberalización en el sector son muy bajos. El desplazamiento de pacientes al extranjero no suele tener restricciones. En cuanto al establecimiento de presencia comercial en otro país, algunos países tienen compromisos liberalizadores para atraer inversión, aunque sujetos a restricciones (test de necesidades económicas o límites a la participación de capital extranjero). Debido el surgimiento reciente de la telemedicina (prestación de servicios médicos a distancia), esta modalidad no está recogida en los compromisos de liberalización multilaterales.
Finalmente, en cuanto a tendencias en el comercio de servicios de salud, podemos destacar: por un lado, las mayores posibilidades de comercio transfronterizos gracias a la digitalización (telemedicina), y por otro lado, el auge del “turismo sanitario”, por el cual pacientes se trasladan a otro país para ser atendidos.
El turismo se puede interpretar económicamente como todo aquel gasto que realizan extranjeros en el territorio nacional. Sin embargo, en acuerdos comerciales, la rúbrica de turismo sólo se refiere a los siguientes subsectores: hoteles y restaurantes, agencias de viajes y turoperadores, así como servicios de guía turística.
El turismo tiene un peso muy importante dentro de las exportaciones de servicios, sobre todo en países en desarrollo, para los cuales representa una importante fuente de divisas. Adicionalmente, representa un motor fundamental de crecimiento económico, dada su alta capacidad de creación de empleo, al ser un área muy intensiva en mano de obra, y dadas sus bajas barreras de entrada, que permiten el crecimiento del sector en economías con bajos niveles de capitalización. Así, este sector ha sido para muchos países un catalizador clave para el desarrollo en sus primeras fases.
En el caso de España, el turismo es uno de los principales sectores económicos, representando en 2018 un 12,3% del PIB y un 12,7% del empleo, según datos del INE.
La liberalización en el sector turismo es elevada. Debido a su papel como motor de crecimiento en países en desarrollo, la mayoría de estas economías desean atraer inversión extranjera (sobre todo en segmentos con altos niveles de inversión inicial requerida, como hoteles), por lo que imponen menos barreras que en otras áreas. El comercio transfronterizo, por su parte, es el modo de provisión menos liberalizado, ya que muchos países pueden tener interés en el desarrollo de agencias de viajes nacionales. Servicios auxiliares, como guías turísticos, también sufren protección elevada, con tal de proteger el mercado laboral nacional.
El turismo es actualmente un sector en auge alrededor del mundo. La importante reducción en costes de transporte aéreo (gracias a los procesos de liberalización), así como el aumento de la clase media en países en desarrollo, el envejecimiento de la población (que aumenta el tiempo disponible para viajar) y las nuevas tecnologías (que facilitan el proceso previo al viaje), han provocado importantes aumentos de los flujos turísticos en las últimas décadas.
Uno de los principales retos del sector, especialmente en países en desarrollo, radica en la necesidad de disponer de infraestructuras adecuadas, que permitan absorber los crecientes volúmenes de turismo.
En los acuerdos comerciales de servicios, el transporte incluye: marítimo, vías acuáticas internas, aéreo, ferroviario, por carretera, espacial, y servicios auxiliares a todos los modos de transporte. Cada uno de los modos tiene características muy diferenciadas, por lo que el trato dado a cada uno de ellos en los acuerdos difiere sustancialmente.
El transporte, en todos sus modos, es esencial para el correcto funcionamiento y la productividad de la economía. Su principal función es eliminar el requisito de proximidad física entre productores y consumidores, permitiendo el aprovechamiento de economías de escala, al asignarse los recursos entre productores en función de su eficiencia, y no únicamente de su cercanía al consumidor. Junto con la distribución comercial, el transporte es uno de los pilares fundamentales para la existencia de mercados integrados, a nivel nacional, regional y global. Así, los avances en el sector han resultado esenciales para el desarrollo del proceso de globalización.
El nivel de liberalización del sector transporte varía en función del modo de prestación, y dista de ser homogéneo entre diferentes países.
En las últimas décadas, todos los sectores de transporte se han ido abriendo progresivamente a la competencia en los países más desarrollados, a raíz del cambio teórico y político sobre la regulación de los monopolios naturales (especialmente relevante en transporte ferroviario). En la secuencia habitual, primero se ha liberalizado el transporte de mercancías y después el de pasajeros, que en su modalidad de rutas regulares sigue estando sujeto a amplias restricciones a la competencia.
La tendencia en los acuerdos comerciales de última generación, también llamados acuerdos de libre comercio amplios y profundos, es incluir compromisos de liberalización en establecimiento de presencia comercial para los “no servicios”, es decir, para los sectores primario y secundario.
El objetivo es que el acuerdo dé cobertura a todo tipo de actividades económicas, más allá de los servicios (sector terciario), en los que sí están cubiertos los servicios auxiliares a estos sectores (agricultura, silvicultura, pesca, energía y manufacturas). Así, se aumenta la transparencia y la predictibilidad para los inversores, favoreciendo los flujos de inversión directa extranjera.
Gracias por sus comentarios.