La elaboración de normas de comercialización busca crear un lenguaje común en el comercio internacional de los productos hortofrutícolas y proporcionan un criterio común para definir y medir los niveles de la calidad del producto. Por lo tanto, el uso de estas normas facilita comercio internacional de estos productos.
Las normas de calidad hortofrutícolas, en general, definen tres niveles de calidad: una calidad mínima (categoría Segunda), una calidad media (categoría Primera) que es la habitual en el comercio y otra superior (categoría Extra). Existen excepciones como en el caso de la norma para la lechuga, escarola lisa y escarola rizada donde sólo se definen dos niveles de calidad: categoría Primera y categoría Segunda.